domingo, 7 de diciembre de 2008

¡LA ESCUELA ME ABURRE!

Diariamente voy al trabajo que ELEJÍ, que paga aquellas cuentas que tengo que pagar y las que ELIJO pagar. Donde intento hacer mi aporte a un proyecto, canalizar ideas, crecer profesionalmente y en mi relación con los demás. Todo esto me motiva a hecharme andar hacia él, cada mañana.
Parto. Sé que al llegar voy encontrar cientos de jóvenes, que cada mañana parten hacia al mismo lugar, pero mientras yo llego a mi trabajo, ellos llegan a ¡LA ESCUELA!
Supongo que este dilema existe desde que la instutución hace su arribo histórico y se encuentra con los primeros jóvenes que son conducidos a ella. Porque si los jóvenes eligiesen, absolutamente libres de todo condicionamiento no hubiesen optado, como no lo hacen hoy, por concurrir a la escuela. Pienso que tampoco lo harán en el futuro. No me preocupa.
La educación escolar es un camino que debe iniciarse, simplificando, con dos actores inmediatos: alumnos y docentes. Los primeros sin enteder el para qué, porque para ello es necesario un grado de educación que aún no tienen, y los segundos por lo menos lo suficientemente esclarecidos al respecto, como para poder ayudarlos en ese objetivo (sabemos que en realidad, ese camino lo recorremos todos los actores). Es claro, que se comprenda o no, el camino no puede ser un padecimiento, para nadie.
¿Cómo lograrlo? No tengo LA respuesta (no existe esto) Puedo decir lo que es casi un lugar común: Es un trabajo que se hace desde la escuela, desde la familia, desde la sociedad. Pero lo que pienso aún no está claramente asumido, es que es un trabajo que también se hace, en importante medida, EN CONTRA DE LA ESCUELA, EN CONTRA DE LA FAMILIA Y EN CONTRA DE LA SOCIEDAD. Y esta batalla se está perdiendo
(continuará) Bienvenido todo aporte

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Rolando